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Ventajas y desventajas de usar la línea de crédito

Ventajas y desventajas de usar la línea de crédito

Muchos no saben en qué consiste, así como otros la han conocido y enfrentado producto de un simple accidente asociado a un sobregiro. Estamos hablando, en esta oportunidad, de la llamada línea de crédito, un ítem bancario que suele estar a la sombra de los productos y servicios financieros más recurrentes.

Usar la línea de crédito
Usar la línea de crédito
Esta es una forma de financiamiento que, indudablemente, puede constituir un método de respaldo de altísima utilidad, así como también, un abismo al que se puede caer como consecuencia de un descuido económico. Lo cierto es que, para poder apreciar sus ventajas y desventajas, resulta fundamental poder entender sus principales características y su forma de operar. A continuación, te explicaremos algunos de sus aspectos medulares. 

La línea de crédito suele confundir a los usuarios al tener un nombre similar y algunos factores en común con otro tipo de medios de pago que también incorporan el concepto de “crédito” en sus denominaciones. Efectivamente, estas comparten algunos elementos, principalmente, al tratarse de un préstamo por parte de la institución financiera que lo otorga. Pero ¿qué es exactamente y para qué sirve? A continuación, te lo explicaremos.

Funcionamiento de la línea de crédito

Se trata de una fuente de fondos, un saldo con un tope establecido que, si bien está siempre a disposición del cliente, no es un dinero que le pertenezca. Es una facilidad crediticia, una solución para un momento determinado, en que el saldo disponible en la cuenta corriente ha llegado a cero y debemos realizar un pago de inmediato. Básicamente, es un crédito preaprobado permanente que puede ser aprovechado en cualquier momento. 

Esta línea podrá ser utilizada, al igual que un pago con la tarjeta de crédito, a modo de préstamo. Posteriormente, se deberá reponer el monto que se haya utilizado, sumándole un porcentaje de interés diario, que debiera figurar claramente especificado en las condiciones del contrato entre el cliente y el banco. Este mecanismo, ciertamente, puede sacar de apuros, pero no es del todo deseable darle uso de manera cotidiana, sino más bien, solo en caso de necesidad, o incluso, cuando la situación pueda ser catalogada como emergencia. 

Independiente del banco en cuestión, existen tres ítems a los que se les asigna un tope máximo de acuerdo con la categoría del cliente y el tipo de requerimientos económicos que posea. La tarjeta de crédito, tanto nacional como internacional, tendrán un monto de facturación mensual definido, mientras que la línea de crédito también tendrá un límite, que se normalizará y volverá al punto inicial a partir del momento en que se pague la deuda. 

El plazo máximo para pagar el monto que fue extraído desde la línea de crédito varía caso a caso, ya que depende de cuál haya sido el acuerdo y las condiciones que se determinaron al momento de abrir la cuenta, o bien, a la hora de ajustar los parámetros de pagos en la sucursal o página web de la institución bancaria. 

Cabe destacar que, en caso de atrasarse en la fecha de pago, el banco aplicará intereses adicionales que representan una penalización, lo cual incrementará aún más la mora. Dicho esto, es relevante esmerarse en abonar a tiempo y evitar cargos indeseados. 

Al inicio del año 2020, el Congreso Nacional de Chile aprobó la ley 21.167, que permite el pago automático de la morosidad asociada a la línea de crédito, mediante un abono proveniente directamente del saldo disponible en la cuenta corriente. No obstante, según indica el texto legal, esto se concretará “siempre y cuando no exista deuda vigente por créditos no estipulados”. Esta legislación busca reducir el endeudamiento que se va generando producto de los intereses.

Resulta pertinente mencionar que si bien esta ley ya entró en vigencia hace algunos años, los clientes tienen la opción de aceptar o rechazar que se lleve a cabo el movimiento que salda la deuda mencionada. Son los mismos bancos quienes realizan la consulta, dando libertad de acción en torno a esta posibilidad. 

Entonces, ¿Qué podemos concluir en cuanto a su uso?


En resumen, la línea de crédito es una facilidad de respaldo que debe tenerse en consideración, sobre todo en situaciones o períodos en que los gastos sean más altos de lo normal y/o que se deban concretar transacciones urgentes sin tener el dinero a la mano.

No obstante, es importante recordar que esta herramienta debe ser utilizada con prudencia y recordar que, al momento de pagar el monto utilizado al banco, los intereses harán que finalmente se deba abonar una cifra mayor a la que se extrajo. 

Para evitar llegar a situaciones límite, o acercarse a la línea de crédito, es aconsejable ser ordenado con los gastos y tener siempre saldo a favor en la cuenta corriente para así, no endeudarse de forma innecesaria. Dicho esto, la línea de crédito debiera ser un recurso de emergencia, excepcional. En la mayoría de los casos, si no se cuenta con la liquidez necesaria para un movimiento, puede ser una mejor opción pagar con la tarjeta de crédito, que incluso en 3 o más cuotas, no considera un interés. 


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