El objetivo de la cartera es lograr la revalorización del capital a largo plazo invirtiendo globalmente en compañías consolidadas y de reciente creación de alta calidad que el equipo de inversión considera infravaloradas en el momento de la compra. Para lograr este objetivo, el equipo de inversión suele decantarse por compañías que considera que presentan ventajas competitivas sostenibles y que pueden monetizarse mediante el crecimiento. El proceso de inversión integra el análisis de la sostenibilidad desde el punto de vista del cambio disruptivo, la fortaleza financiera, los factores externos de índole medioambiental y social y el buen gobierno (ESG).