Es una barbaridad enorme, por muchos motivos:
- Media España ha pagado una barbaridad por una casa que ni vale ni valdrá nunca más el precio que se pagó por ella... Y en esa media España hay que incluir a la Banca, que pidió prestado dinero fuera para financiar barbaridades.
- Ese dinero ya malgastado no puede volver a gastarse: lo que me gasto en hipoteca a 25 años (hipoteca media española) no puedo gastármelo en consumo (ni en renovar coche, ni en comprar comida, ni en vacaciones, ni en nada). Como consecuencia se reduce el consumo interno (y será reducido durante tantos años como dure la hipoteca), y la actividad industrial y de servicios disminuye. La consecuencia es simple: quiebra de empresas y paro.
- Al no poder pagar una casa, la juventud no se emancipa (incluso si tiene trabajo). Como consecuencia, tienen pocos hijos (o ninguno) y tarde. Sin gente joven sólo es cuestión de tiempo la quiebra del sistema de protección social (al final este sistema es una “estafa piramidal” de entrada obligatoria: ¿qué pasa cuando no entran “pardillos”, digo, cotizantes?). Los posibles cotizantes de 2040 ya han nacido y sabemos cuántos son…
- Las familias no tienen hijos además por la sencilla razón de que suponen gastos que no pueden asumir. Más que sumar al punto anterior.
- Durante la temporada de burbuja económica, para un empresario era más rentable comprar un piso que reinvertir en la empresa. Cuando la burbuja estalla, mucho pequeño empresario había “reinvertido” los beneficios en pisos que ahora no tienen salida, y sin embargo su empresa está obsoleta y no es competitiva, y él está descapitalizado y sin acceso al crédito.
- El “boom” de la construcción ha ocasionado que una gran parte de la juventud haya dejado los estudios, ante la tentación del trabajo fácil (y con pocas exigencias de cualificación) nacido al calor de la burbuja (construcción, muebles, servicios varios…). Esta parte del mercado laboral es de difícil recolocación en una economía más productiva.
- Las administraciones públicas se creyeron que los ingresos derivados de la construcción serían eternos, y los emplearon para contratar personal (con criterios de estricta justicia, por supuesto) y en ofrecer servicios que entonces nadie pedía (pero que ahora son “derechos adquiridos”). Como consecuencia, se disparan los gastos y cuando se produce la contracción de ingresos… Pues, eso, lo de ahora (y esto acaba de empezar…)
Podríamos seguir hasta el infinito, pero efectivamente, las consecuencias de tener una vivienda con precios artificialmente altos son dramáticas, tanto desde el punto de vista económico como social.
Un saludo.