Ha comentado en el artículo Gestión del riesgo personal de COVID
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Para completar el tríptico de comentarios sobre los preparados basados en tecnología de RNAm en la prevención de la Covid, debo contestar a las dos preguntas que he dejado planteadas en intervenciones anteriores: ¿Porqué he afirmado que no se trata de verdaderas vacunas? y, sobre todo, ¿porqué he dicho que creo que son una suerte de terapia inmunomoduladora?Creo que no se trata de verdaderas vacunas porque no evitan el contagio, el recontagio y la transmisión del virus a terceras personas. Esto podrá ser discutible, pero para mí, un preparado que, siguiendo el descubrimiento de Edward Jenner, no suponga un escudo inmunológico frente a una infección, o bien que la minimice tanto que la pases sin apenas enterarte, no merece ese apelativo.En cuanto a considerar que los preparados basados en RNAm son fármacos inmunomoduladores (aspecto al que se debe precisamente su capacidad de reducir la gravedad de la enfermedad y de salvar vidas), creo que es precisa una pequeña digresión.Como se dice en el artículo principal de este blog bajo el epígrafe "La naturaleza de la enfermedad", la gravedad del cuadro clínico de la Covid depende más de la respuesta inmune del propio huésped que de la naturaleza del virus en sí.Para decirlo de un modo esquemático, un cuadro de Covid grave traduce una hiper-respuesta desproporcionada de la inmunidad adaptativa, a través del brazo de la inmunidad celular, al estímulo antigénico que representa el virus. La inmunidad celular adaptativa está representada por los linfocitos T, de los que existen dos familias principales, los linfocitos facilitadores CD4 ("helper" o Th) y los supresores CD8 (que aquí no nos interesan).Los linfocitos Th presentan, a su vez, una división funcional: los Th1 y los Th2. Estos últimos estimulan a los linfocitos B (el brazo encargado de la inmunidad humoral) con los que colaboran para que produzcan anticuerpos específicos contra el patógeno, en tanto que los primeros (los Th1) producen interferón gamma que activa a los macrófagos para que lo destruyan. Pues bien, es importante saber que la respuesta Th1-Th2 está rigurosamente equilibrada y balanceada, de tal manera que el predominio de una de ellas inhibe a la otra, y viceversa.Por razones que desconozco, pero entre las que pueden contarse factores genéticos del individuo, su sexo, su edad, su nivel de vitamina D y otros, los cuadros de Covid graves implican una hiper-respuesta Th1 y el consiguiente estado de hiper-activación macrofágica, con hiper-inflamación, daño pulmonar (y de otros órganos) y eventualmente muerte. Mi hipótesis es que los preparados de RNAm bascularían al sistema inmune adaptativo hacia la producción de anticuerpos (no necesariamente neutralizantes del virus) por una participación predominante de los linfocitos B asistidos por los Th2. La activación de estos últimos inhibiría la respuesta Th1 para mantener el equilibrio del sistema y, en consecuencia, la gravedad de la enfermedad se vería así atenuada.Este efecto sería despreciable en niños (cuya respuesta inmunitaria predominante es de tipo innato), discreta en jóvenes, y cada vez más potente en personas mayores y ancianos, que son los más beneficiados por este hipotético efecto inmunomodulador de los preparados RNAm.La conclusión es que estos fármacos salvan vidas, pero no por las razones que se adujeron al principio. Por eso califiqué de serendipia su inesperado éxito. Ni que decir tiene que los niños no deben ser inyectados bajo ningún concepto: no lo precisan y pueden desarrollar efectos secundarios que eventualmente pudieran ser graves.