Harruinado
02/12/25 13:57
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Historias de la Bolsa.
Estamos rodeados de informes que advierten de un estallido inminente de la burbuja en todos los valores ligados a la inteligencia artificial. El ruido es tan intenso que parece haber más burbuja en los artículos sobre la burbuja que en los propios activos. Precisamente cuando el consenso grita “burbuja” es cuando más falta hace parar, mirar los datos en frío y adoptar una mentalidad verdaderamente contraria.¿Burbuja real o burbuja de narrativa?El problema central no es la IA como tecnología, sino la concentración extrema en unos pocos gigantes que la lideran. El S&P 500 cotiza en torno a 27,9 veces beneficios, un múltiplo elevado para los estándares de los últimos quince años. Ese ratio, sin embargo, no representa a las 500 compañías del índice, sino más bien a un “S&P10” dominado por grandes tecnológicas ligadas a la IA que han tirado del conjunto.Una economía realmente boyante justificaría múltiplos altos con tipos bajos y un crecimiento amplio y homogéneo. Lo que vemos hoy es distinto: buena parte del avance del PIB procede del CapEx en IA de unos pocos grupos y del consumo de los tramos de renta más altos, mientras una mayoría de hogares sigue tensionada por la inflación. A ello se suma un mercado laboral con divergencias históricas respecto a la evolución de las bolsas.El resultado es un mercado donde el índice parece eufórico, pero la base es frágil: crecimiento apoyado en deuda pública y emisiones corporativas, beneficios muy concentrados y una parte importante del tejido cotizado ya en fase de corrección, pese a que el S&P 500 se mantiene cerca de máximos.Grietas en el sentimiento hacia la inteligencia artificialLas primeras señales de agotamiento han llegado a través de las reacciones a resultados en grandes nombres de la temática: caídas de doble dígito tras presentar cifras que, en realidad, no eran débiles. El problema no son los fundamentales, sino las expectativas: cuando un valor cotiza “a la perfección”, cualquier matiz se convierte en excusa para una corrección violenta.Lo llamativo es ver al S&P 500 rozando máximos mientras algunas de las banderas de la narrativa IA entran en fase bajista. Eso refleja la velocidad con la que gira el sentimiento de mercado y el riesgo de seguir entrando tarde y caro en el mismo segmento que ha liderado el ciclo anterior.Al mismo tiempo, más de un centenar de compañías del índice presentan ya rentabilidades negativas en el año y cotizan por debajo de sus medias de referencia. Dicho de otro modo: la corrección ya está en marcha, pero se concentra fuera de los titulares y de los grandes índices ponderados por capitalización.Dónde mirar cuando todos miran a la misma parteSi la posible burbuja está concentrada en un área concreta –como ocurrió en el estallido de las puntocom–, el riesgo es más manejable que en una crisis financiera sistémica. La historia muestra que, cuando el sector tecnológico se hunde, sectores como Consumo Básico, Utilities, Energía, Materiales o incluso parte del Financiero pueden mostrar un comportamiento muy superior e incluso positivo en medio del pánico.Hoy, tras tres años de rentabilidades de triple dígito en tecnología, muchos de esos sectores permanecen prácticamente planos. Desde una óptica contraria, ahí es donde empiezan a aparecer las asimetrías interesantes: negocios menos de moda, múltiplos más razonables y menor dependencia del ciclo de expectativas sobre la IA.En este entorno, la clave no es vender toda la tecnología, sino dejar de sobreponderarla, reforzar liquidez y redirigir parte del riesgo hacia áreas olvidadas. No se trata de adivinar el mes exacto en el que “estalla la burbuja”, sino de posicionarse para que una posible rotación de capital juegue a favor del inversor y no en su contra.