Pues en esta ocasión estoy en desacuerdo con usted. Su “hipótesis friki” no deja de ser, en mi opinión, una versión actualizada de lo que en el Siglo de Oro era el “deshonor del trabajo”. Y aunque todos conocemos algún caso puntual en el que el empresario contrata a alguien para que “haga su trabajo”, pudiendo vivir él “noblemente” es decir, sin necesidad de trabajar, me parece que tratar de explicar el comportamiento del conjunto del mercado laboral español con esa hipótesis es exagerado.
Voy a tratar de explicar mis razones:
¿Cómo estamos midiendo la productividad? ¿Estamos teniendo en cuenta los sectores de actividad, o estamos midiendo a nivel agregado? Si lo que estamos midiendo es PIB/L a nivel agregado de la economía, pues, en mi opinión esto no nos dice absolutamente nada. Pongamos un ejemplo. Supongamos que en una economía sólo se han creado puestos de trabajo de peluqueros, y sólo aumenta la producción en el sector de la peluquería. El resto de sectores permanece estático, sin variaciones ni en la producción ni en el empleo.
Yo supongo que el trabajo de peluquero no ha variado su productividad de forma significativa desde los tiempos del Imperio Romano. Aunque el PIB seguramente ha aumentado en esta hipotética economía ¿podemos esperar que la productividad lo haya hecho? Yo creo que no.
Ahora vamos a suponer que esta hipotética economía tiene un sector gigantesco dedicado a la peluquería, y una pequeña fábrica que apenas tiene unos cuantos empleados. Vamos a suponer que la fábrica, sujeta a la competencia internacional, invierte en nueva maquinaria, y consigue aumentar su producción en un 50% con el mismo número de empleados. Sin embargo, como su tamaño es pequeño en relación al enorme número de peluqueros que hay en esa economía ¿podemos esperar que su aumento de productividad sea significativo cuando medimos a nivel agregado?
Volviendo al mundo real, creo que algo parecido es lo que ocurre en España. El empleo y la producción han crecido de forma significativa en sectores que, por su propia naturaleza, no pueden tener aumentos sustanciales de productividad: construcción (sobre todo residencial), turismo, servicios. ¿Es lógico pensar que hay incrementos significativos en la productividad de un albañil, de un camarero, de un teleoperador o de un dependiente? No lo creo.
Por tanto, si es en estos sectores en los que ha aumentado de forma sustancial la actividad y el empleo, medir la productividad del conjunto de la economía no nos dice nada, ya que lo que podemos esperar es que el denominador L haya crecido de forma proporcional al numerador PIB en todas estas ramas de actividad, lo que introduce un sesgo a la baja en la productividad si hacemos la medición para la economía en su conjunto.
En mi opinión, sólo tiene sentido que midamos la productividad por sectores de actividad, y no de forma conjunta para toda la economía de un país. Así, creo que lo acertado es medir la productividad de la agricultura, de las diversas ramas de la industria, de las varias ramas de los servicios, por separado. Sólo de esta forma estaremos midiendo la productividad de forma adecuada.
Si hacemos esto así, seguramente comprobaremos que el empleo se ha destruido de forma muy significativa en determinadas ramas del sector servicios, así como en la construcción, y que el producto de estos sectores ha disminuido de forma proporcional al empleo, permaneciendo la productividad prácticamente constante. Para la industria y la agricultura, probablemente veremos una menor destrucción de empleo, así como una bajada en la producción menor que en los sectores anteriores, permaneciendo su productividad también prácticamente constante. El resultado agregado es así perfectamente compatible con un aumento en la productividad agregada de la economía. No es mas que un efecto estadístico: como ahora la construcción, el turismo y los servicios tienen menos “peso” en el conjunto de la economía “aparentemente” la productividad ha crecido. Pero esto sólo se debe a que los sectores mas productivos (industria) han ganado peso relativo en el conjunto de la economía.
En definitiva, lo que estoy sugiriendo es que hay conviviendo en la economía española sectores con baja productividad por empleado (construcción, servicios, turismo) con otros de alta productividad (industria), pero que los primeros tienen mas peso en la economía que los segundos. De esta forma, cuando el PIB crece, en esos sectores se contrata a mucha mano de obra de baja productividad; pero no porque sus empresarios deseen “vivir noblemente” o que alguien haga el trabajo por ellos; es decir, el trabajo no es un bien de lujo. Lo hacen porque la propia naturaleza de estos trabajos lo requiere: si para levantar una pared de ladrillo hacen falta 10 peones, se les contrata, porque no es posible hacerlo con menos gente. Son actividades difíciles de mecanizar. De la misma forma, cuando el PIB baja, se destruye mucha mano de obra en esos mismos sectores, ajustan su producción a la demanda despidiendo a trabajadores.
Mientras tanto, la industria crece a base de aumentar su producción más que su fuerza laboral, y en periodos de crisis, al contrario, baja su producción permaneciendo su empleo relativamente estable o ligeramente a la baja, pero no se destruye empleo con la intensidad que en los sectores de productividad baja. Pero su escaso peso relativo en la economía española “esconde” sus ganancias de productividad cuando medimos a nivel agregado en periodos de crecimiento. Y esas ganancias de productividad afloran cuando los sectores servicios – turismo – construcción pierden peso relativo en épocas de recesión.
También por esa razón, no es posible hacer comparaciones agregadas con otras economías; al no tener la misma estructura productiva que la nuestra, no es posible hacer comparaciones. Sólo sería posible comparar si midiéramos la productividad sector por sector. Por tanto, comparar la productividad agregada entre países, lo único que nos informa es sobre la división internacional del trabajo existente: hay países relativamente mas especializados en servicios de bajo valor añadido, turismo y construcción; mientras otros están relativamente mas especializados en servicios de alto valor añadido e industria.
Finalmente, creo que su “hipótesis friki” sólo tendría validez si midiésemos la productividad del trabajo sector por sector, y en todos, o en la gran mayoría, se cumpliese de forma sistemática ese comportamiento al que usted alude: fuerte crecimiento del empleo y anémico crecimiento de la productividad en periodos de auge; y fuerte destrucción de empleo con fuerte incremento de la productividad en periodos de recesión. Y eso, siempre que midiéramos la productividad del trabajo de forma adecuada, es decir, en forma de sectores verticalmente integrados. Pero esto ya es harina de otro costal, y creo que ya me he extendido demasiado.
Saludos, y aunque hoy no estoy de acuerdo con usted, gracias de nuevo por hacernos reflexionar sobre Economía.