J.P. Morgan Private Bank destaca tres temas determinantes:La era de la IA: promesa y paradojaLa inteligencia artificial está transformando sectores, impulsando la productividad y reconfigurando los mercados laborales, lo que alimenta una ola de inversiones y especulaciones sobre una posible burbuja de IA. En nuestra opinión, la dinámica actual se basa en fundamentos sólidos y no en un exceso especulativo. En definitiva, creemos que el principal riesgo radica en una exposición insuficiente al impacto masivo de esta tecnología disruptiva.«Las grandes empresas tecnológicas estadounidenses han triplicado sus inversiones anuales de capital, pasando de 150 000 millones de dólares en 2023 a una previsión de 500 000 millones o más en 2026, y las inversiones relacionadas con la IA contribuyen más al crecimiento del PIB estadounidense que el consumo este año», explica Jacob Manoukian, responsable de Estrategia de Inversión en Estados Unidos. «A pesar de este impresionante impulso, la inversión en IA sigue representando menos del 1 % del PIB, y una sola empresa tiene previsto construir centros de datos con una capacidad total de más de 25 gigavatios, lo que supone más de 1 billón de dólares en gastos de inversión en los próximos años. »«La próxima ola de creación de valor en IA, que abarca los sistemas de IA agencial, las aplicaciones verticales sectoriales y el software horizontal potenciado por IA, apenas está comenzando y se está desarrollando en gran medida en los mercados privados», añade Sitara Sundar, directora global de Estrategia de Inversión Alternativa. «Para aprovechar el potencial de la revolución de la IA y controlar al mismo tiempo los riesgos de exuberancia, los inversores deben navegar con cautela por los mercados privados, dando prioridad a la selección de gestores y al acceso en un sector cada vez más competitivo». Fragmentación: el nuevo motor de la inversión mundialMientras la globalización retrocede, la fragmentación empuja a Norteamérica, Europa, Asia y Latinoamérica a redefinir su papel y sus oportunidades en un mundo estructurado por intereses regionales. Con la aparición de nuevos bloques y la evolución de las dinámicas de seguridad, comercio y divisas, los inversores deben desenvolverse en un panorama en el que la resiliencia y la diversificación estratégica son más esenciales que nunca.«La respuesta de Europa a esta nueva era es decidida, marcada por un ambicioso plan de recuperación presupuestaria en Alemania y un aumento del gasto europeo en defensa, lo que debería respaldar las perspectivas de crecimiento de la región», comenta Erik Wytenus, responsable de estrategia de inversión para Europa, Oriente Medio y África. «Cabe señalar que los mercados privados europeos ofrecen un campo de oportunidades considerable, a menudo subestimado por los inversores internacionales, ya que el 97 % de las empresas europeas con una facturación mínima de 100 millones de euros son privadas». Nur Cristiani, responsable de Estrategia de Inversión para América Latina, añade: «América Latina es una fuerza indispensable en las cadenas de suministro mundiales y en la transición energética, impulsando el futuro de la industria y la inteligencia artificial. Sudamérica representa el 40 % de la producción mundial de cobre y posee el 38 % de las reservas mundiales, además de contar con sólidas infraestructuras industriales y logísticas. Con los bancos centrales cerca del final de sus ciclos de flexibilización, las perspectivas para las divisas y el crecimiento son alentadoras, tanto a corto como a largo plazo. »« El creciente superávit comercial de China y sus reforzados vínculos con el sudeste asiático son prueba de su influencia a escala mundial » , añade Grace Peters, codirectora de estrategia de inversión global de J.P. Morgan Private Bank. «Aunque el impacto varía según los mercados emergentes, identificamos oportunidades especialmente atractivas en Asia, en particular en la India y en los sectores tecnológicos y exportadores de Taiwán, impulsados por su dinámica de crecimiento autónomo. En China, la innovación tecnológica en inteligencia artificial, plataformas de consumo y vehículos eléctricos está generando rendimientos impresionantes y dando forma a una economía digital dinámica. »Concluye: «Para los inversores, la región ofrece un conjunto de oportunidades en constante evolución, caracterizadas por la eficiencia, la innovación y la competitividad». Más allá de las obligaciones: navegar por el nuevo régimen inflacionistaEl fuerte aumento de la inflación desde 2022, junto con el incremento de los déficits públicos, ha redefinido el panorama de la inversión, sustituyendo la estabilidad del pasado por presiones sostenidas sobre los precios y una mayor incertidumbre. Hoy en día, el impacto gradual pero significativo de la inflación es un elemento central para el rendimiento de las carteras a largo plazo, ya que los inversores deben operar en un nuevo régimen inflacionista marcado por factores estructurales como las diferencias de capacidad, la solidez de los balances de los consumidores, la resiliencia de las cadenas de suministro y el activismo fiscal.«Los bonos siguen siendo un elemento esencial en la construcción de carteras, pero los inversores deben ir más allá de la deuda tradicional para hacer frente a la inflación persistente y al aumento de la volatilidad de los tipos», explica Stephen Parker, codirector de estrategia de inversión global de J.P. Morgan Private Bank. «Para navegar en este nuevo régimen, complementar los bonos básicos de la cartera con materias primas, activos reales y fondos de cobertura poco correlacionados permite diversificar la exposición a las acciones en un contexto de inflación persistente».