Gracias por tus magníficos artículos Lancastergate (se recomienda ver el blog citado, es cojonudo):
http://invertirbolsaydinero.com/nuestras-percepciones-y-la-inversion-en-bolsa/
Es curioso cómo nos afectan y nos engañan en ocasiones nuestras percepciones y cómo la psicología puede jugarnos malas pasadas a veces. Es posible que, ante una misma empresa a un mismo precio, nos encontremos con percepciones, sentimientos y sensaciones muy diferentes.
Vamos a imaginarnos el caso de una empresa que cotiza a 15 euros por acción. Vamos a suponer que es una empresa saneada, que cotiza a ratios razonables y cuyos beneficios van creciendo. Puede parecer una buena inversión, pero el recorrido de su acción nos va a afectar de una forma u otra y la percibiremos y la interpretaremos como una oportunidad que no podemos dejar escapar o como una acción que mirar desde fuera según lo que hay hecho su cotización últimamente, a pesar de que la empresa siga siendo muy buena y de que cotice a 15 euros en ambos casos.
Inversión en Bolsa, percepción e interpretación
Imaginemos que esta empresa cotizaba hace un mes a 20 euros. Todo es alegría ante una empresa con un presente y un futuro brillante. Sin embargo, por algún motivo la cotización comienza a bajar y corrige hasta los 15 euros y parece que las cosas cambian a peor. Aflora el miedo y lo que antes era un futuro brillante se llena de dudas, a pesar de que no ha cambiado nada en la empresa, salvo la cotización de su acción. Los que compraron en 20 se asustan a pesar de que estaban seguros de lo que hacían en ese momento y muchos de los que estaban fuera prefieren esperar a que siga bajando (¿hasta cuándo?). Lo que parecía una gran inversión se convierte en motivo de dudas y miedo tanto para los que están dentro como para los que están fuera de la acción.
Por otra parte, esta misma empresa en las mismas circunstancias pasa de cotizar de 10 euros a 15. En este caso todo es optimismo y alegría y, a pesar de que el precio es el mismo, muchos también se dejan llevar por el miedo y compran por miedo (valga la redundancia) de perderse una gran subida y la oportunidad de invertir en una empresa exitosa.
En ambos casos la empresa y la cotización es la misma, pero nuestra percepción y nuestra cabeza nos mandan mensajes contradictorios. Es normal, no lo podemos evitar. Pero aunque no podamos evitar estos pensamientos y sensaciones, sí podemos ser conscientes de su existencia y de los errores que nos suelen hacer cometer para evitarlos. Vamos a verlo con un ejemplo. No dejes el artículo ahora que creo que te va a gustar.
Ves estas dos dibujos. Uno se llama Kiki y el otro Booba. ¿Sabes cual es cual?
Pues todavía no te voy a dar la respuesta, te la voy a dar un poco más abajo y es la base del post de hoy, así que sigue leyendo.
Mientras hago espacio para dar la respuesta, puedo decir que este post, en parte, está basado en Gowex (no te lo esperabas eh…). Hablo mucho de Gowex no porque sea una de mis principales posiciones, que no lo es (al menos a precio de compra), sino porque da lugar a decenas de situaciones básicas de la inversión en Bolsa. Por algún motivo el comportamiento de la acción y de los inversores permiten ver en poco tiempo cosas que llevarían años para verlo con cualquier otra compañía grande. En el caso de Gowex podemos ver como había gente eufórica hace 3 meses a 15 euros por acción, gente deprimida hace 2 días a 15 euros por acción cuando las noticias son mucho mejores que entonces y hoy de nuevo gente eufórica. Sí, los que han comprado entremedias están “pillados” y es normal que estén tristes, pero hoy me centro en el caso de los que a 15 lo veían claro hace 3 meses porque la acción iba subiendo y que hoy lo ven oscuro porque van bajando. En todo caso, repito que Gowex es un ejemplo puesto que las cosas pasan muy rápido, esto es algo que sucede con todas las compañías.
Bueno, es el momento de dar la solución: al de la izquierda le he llamado Booba y al de la derecha Kiki. ¿Has fallado no? El 95% de las personas da la respuesta al revés. La forma en que relacionamos un nombre con una forma y un color hacen que la mayoría llame Kiki al de la izquierda y Booba al de la derecha (esto es un ejemplo de sinestesia, pero me vale para el post de hoy). Sin embargo no hay ningún motivo real por el que esos deban ser sus nombres por mucho que nos lo parezca a nosotros y no hay ningún motivo por asustarse cuando una cotización baja si la empresa es buena, ni tampoco lo hay para alegrarse o comprar si una empresa es mala y su acción sube. En cuanto a las imágenes, simplemente interiorizamos de forma inconsciente que los nombres con “o” deben tener forma redondeada, como la figura de la derecha y nombres con “i” forma “aguda”. Lo mismo con la Bolsa, si la cotización baja pensamos que es que las cosas van mal para la empresa, nos asustamos, pensamos que hay algo que no sabemos y si sube, lo contrario.
Conclusión
Dejarse llevar por las emociones es un error que cometemos, pero que con voluntad y siendo conscientes de su existencia lo podemos evitar. Si sabemos que en ocasiones la cabeza nos va a dar vueltas al ver cómo oscila la cotización y que vamos a sentir impulsos de comprar y de vender, puede ser una buena idea establecer una estrategia clara y definida y obligarnos a cumplirla en los momentos difíciles, aunque nuestra cabeza nos haga relacionar bajadas con la necesidad de vender y subidas con la necesidad de comprar.
Para cerrar y haciendo un poco de offtopic, creo que la sinestesia es el motivo por el que a la mayoría no nos es posible diferenciar entre Andy y Lucas o Epi y Blas. Tienen los nombres cambiados para la forma en que la mayoría relaciona los nombres con el aspecto y eso hace “imposible” saber quién es quién.