Hola,
La portada me gusta. Dicho esto, permíteme copiar un cuento -que seguramente conoceréis- que viene a cuento:
EL PADRE, EL HIJO Y EL BURRO
LUCANOR: ¡Patronio! Tú que siempre me has aconsejado con sabiduría y prudencia, escúchame con atención y dime luego lo que te parece mejor que haga.
PATRONIO: Hablad, señor Lucanor, que yo os prometo aconsejaros según mi entendimiento y mi conciencia me dicten.
LUCANOR: Es el caso, Patronio, que yo me esfuerzo día y noche en servir a mi pueblo, pero por más que hago, nunca consigo su aprobación. Ya actúe de una manera, ya de la contraria, siempre soy criticado. Esto me trae desde hace unos días inquieto y confundido, pues pienso que no sirvo para gobernar. ¿Qué piensas tú de esto?
PATRONIO: Lo que has dicho, señor, me trae a la memoria lo que sucedió a dos labradores cuando iban en un burro a la feria.
LUCANOR: ¿Cómo fue eso?
PATRONIO: He aquí el cuento. Iban una vez dos labradores, padre e hijo, a la feria con un burro. El padre iba montado en el burro, y el hijo a pie. Y sucedió que, pasando por un pueblo…
HOMBRE 1: ¡Fíjate qué padre desnaturalizado! Su pobre hijo a pie él tan campante, montado en su jumento.
EL PADRE: Hijo, será mejor que montes tú y vaya yo a pie...
PATRONIO: Pero sucedió que, pasando por otro pueblo…
HOMBRE 2: ¡Qué barbaridad!, ¿Has visto alguna vez tal falta de consideración? ¡El pobre viejo a pie y el joven cabalgando en el burro, tan tranquilo! La verdad es que no sé cómo no le da vergüenza
EL HIJO: Padre, ¿qué te parece si montamos los dos?
EL PADRE: Sí hijo; creo que es una buena idea.
PATRONIO: Así pues lo hicieron. Y de este modo montados los dos en el burro, pasaron por otro pueblo y…
HOMBRE 3: A eso le llamo yo tener compasión. ¡Un burro tan flaco y esos dos montados en él, con lo gordos que están! ¡Qué cosas se ven en el mundo!
EL PADRE: ¿Qué te parece si fuéramos los dos a pie?
EL HIJO: Sí, creo que es lo más prudente.
PATRONIO: Desmontaron los dos y pasaron al fin por otro pueblo…
HOMBRE 4: ¡Fíjate! Ésos dos a pie y el burro detrás, tan campante! En verdad, no se sabe cuál es el más burro de los tres...
EL PADRE: ¿Tú entiendes esto, hijo mío?
EL HIJO: Yo qué he de entender, ¡padre! Sólo nos falta llevar el burro a costillas, y aun así me parece que no daremos gusto a la gente....
PATRONIO: Este cuento, señor conde Lucanor, le enseñará que lo mejor es que haga las cosas según su conciencia, sin hacer caso de la opinión de los demás.