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El stop-loss teórico versus el stop-loss emocional



Cuando se inicia en el mundo del trading, una de las cosas más difíciles para el nuevo trader es aceptar que debe usar stop-loss. Esto que parece tan lógico puede tardar años en aceptarse e incluso he conocido casos de traders que han preferido dejar la actividad (por fuertes pérdidas) antes de aceptar que en la ecuación de su operativa falta agregar el uso de esta herramienta para cortar las pérdidas cuando el precio se mueve en contra de su previo pronóstico.

¿Por qué se hace tan difícil usar stop-loss?


La razón por la cual se hace tan difícil usar stop-loss como herramienta de gestión del riesgo, es la aceptación de la pérdida de dinero.

Aceptar perder dinero es algo que por poco que sea (monetaria o porcentualmente), no cabe en la cabeza y va contra el instinto natural del ser humano. Además de este factor instintivo, juega en nuestra contra el ego. 

Estos factores, provocan un rechazo natural a la aceptación de la pérdida, algo que trae consigo la ejecución de los stop-loss (como se dice popularmente, cuando “salta el stop”).

La pérdida en sí, más allá del monto económico, implica un dolor. Ese mismo dolor es el producto de la famosa “aversión a la pérdida”. Lo que en palabras simples significa que no aceptamos perder, que derechamente rechazamos el hecho de poder perder.

La esperanza del giro del precio…


Se dice que nunca hay que perder la esperanza. Eso aplica a casi todo como un buen consejo pero en el mundo del trading hay que perderla rápidamente o mejor aún, no hay que tenerla cuando ésta pone en peligro el capital del propio trader y su permanencia en el mercado.

La esperanza es la peor de las trampas en el mundo del trading. La esperanza es aquella que termina por enterrar los sueños de nuevos traders que ingresan al sector con el objetivo de ser rentables y en el mejor de los casos, lograr vivir de la actividad o incluso hacer fortuna con ella a largo plazo.

Pero no nos confundamos, no es la esperanza en sí la culpable de enterrar todos estos deseos. Sino que es la esperanza del giro del precio (es importante ser específico) la que lo hace. La esperanza de que una operación que está resultando en pérdida se gire para al menos cerrarla en break-even o incluso con beneficios. Este es el cáncer que mata a todo trader tarde o temprano.

Colocar la esperanza como reemplazo al stop-loss es lo primero que el trader novato debe eliminar de su pensamiento y de forma automática debe tener claro como una ley escrita en piedra de que si hay algo que no puede negociar en esta actividad, eso es el uso del stop-loss.

El stop-loss no es negociable


Teniendo totalmente claro de que la esperanza no es para nada una forma de estrategia viable cuando el precio se va hacia la dirección contraria a la que estimamos en nuestro análisis previo, el uso del stop-loss resulta la única forma fiable de permanecer vivos en este negocio.

Por supuesto que cuando nos toca (a todos nos pasa) una racha de stop-losses eso no es nada divertido y cada uno de ellos duele como una especie de leve pinchazo de aguja en la pierna. Sin embargo es mucho mejor sentir esos “pinchazos” que sentir que nos “cortan” la pierna completa. Esto es cuando ya perdemos una cantidad enorme por dejar correr las pérdidas no aceptando los stop-losses moviéndolos o simplemente decidiendo desde un principio, no usarlos.

El stop-loss no es negociable, esa es una regla que no debemos olvidar ya que siempre tendremos la tentación de hacerlo (olvidarla).

La nueva barrera: El stop-loss emocional


El no querer aceptar la pérdida a través del uso del stop-loss como herramienta de salvavidas de nuestro capital tiene que ver directamente con el dolor que implica perder. 

En este caso, nos referimos derechamente al hecho de perder dinero. Es por ello que por un lado, por un tema de esperanza matemática y por otro, para poner a nuestro favor la “ley de los grandes números” es que debemos definir un stop-loss a un porcentaje adecuado de nuestro capital (nunca más del 2% por operación en el más exagerado de los casos). Con ello, podremos permitirnos absorber rachas perdedoras y salir ganadores a mediano o largo plazo siempre que nuestro sistema de trading sea estadísticamente ganador.

El problema es que el dolor del stop-loss nos juega siempre como un traidor de nuestro equipo y este conflicto se incrementa bastante cuando además esa cifra que representa la pérdida nos duele aceptarla y esto nos lleva a nuestro “stop-loss emocional”.

Como mencionaba, la regla dice que podemos arriesgar hasta un 2% por operación y desde el punto de vista estricto de la gestión del riesgo esto no está para nada mal. De hecho, si arriesgamos hasta ese porcentaje me atrevería a decir que tenemos una gestión adecuada y responsable.

Sin embargo, no todo es tan simple. Los seres humanos somos seres emocionales que de vez en cuando razonamos y no al revés (aunque te impresione leerlo, es así). Es por ello que más allá del porcentaje, la cifra nominal de lo que nos cuesta el stop-loss es la que realmente golpea sobre nuestra psiquis y no el porcentaje en sí que representa del capital.

Adecuándose a nuestras emociones…


La realidad es que casi nadie te dice que es más importante definir tu stop-loss en función de tu tranquilidad mental que desde el punto de vista de las reglas de las frías matemáticas.

Con esto quiero decir que si por ejemplo, no es extraño encontrarse con traders con cuentas medianamente grandes de unos $50.000 USD (por dar un ejemplo) donde el 1% de su capital sean $500 USD y se les diga que arriesgando esa cifra estará muy bien. Tal vez ese trader, realmente sufre una enormidad aceptando pagar esos $500 USD por haberse “equivocado” en la predicción del movimiento del mercado en cada trade.

¿Entonces qué pasa ahí?. Como bien menciono en el ejemplo, $500 USD son apenas el 1% del capital de $50.000.- USD pero aún así, ese trader puede estar sufriendo mucho con esa pérdida aunque objetivamente no sea realmente relevante respecto a su capital. Es por ello que aquí aplica la regla del stop-loss emocional

El Stop-loss emocional es aquel límite de pérdida por operación que te permitirá aceptarla sin que te signifique un dolor considerable, más allá de la regla del porcentaje adecuado teórico (%). Tomando en cuenta el ejemplo anterior, podría ser por ejemplo que ese trader se sienta cómodo perdiendo $250 USD por operación y no los $500 que eran su 1%. Si esto es así, entonces su stop-loss tiene que estar fijado en el 0,5% y no en el 1% porque de esa manera tendrá mayores probabilidades de aceptar la pérdida cuando toque y de tomar decisiones de mercado sin miedo (o al menos sin tanto miedo) que terminan influenciando negativamente su forma de operar.

¿Cuándo importa el stop-loss mecánico entonces?


El stop-loss mecánico SIEMPRE importa, sin embargo sólo hay que considerarlo como un stop-loss límite. Es decir, suponiendo que psicológicamente el trader pueda soportar perder un 5% por operación sin dolor, eso NO significa que pueda arriesgar ese porcentaje tan elevado puesto que aquí es donde las reglas de gestión monetaria salen para establecernos ese 2% como porcentaje máximo de riesgo.

Conclusión


La conclusión es bastante simple. Lo primero a entender es que somos seres emocionales más que racionales.

Lo segundo es que a pesar de toda la teoría que existe por ahí, el primer stop-loss a considerar es el de carácter emocional, de tal manera que cuando el mercado te saque (por irse a la dirección contraria a la que creías), esa salida no te duela tanto ni te afecte para futuras decisiones de mercado.

Lo tercero, es tener en cuenta las reglas de stop-loss teóricos siempre, pero únicamente  para establecer los máximos permitidos de pérdida de tal manera que puedas enfrentar esas rachas de pérdida y salir victorioso con tu sistema.

Y por supuesto tomar en cuenta que ganarás lo que estás dispuesto a arriesgar. Esto significa que a menor porcentaje sea tu stop-loss, tu profit también será menor. Algo obvio, pero no está de sobra mencionarlo.

¿Y tú qué opinas? ¿cuál es tu stop-loss emocional?

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