Durante el fin de semana traté de estar lo más desconectado posible de los mercados y el mundo de las inversiones. Pese a mi esfuerzo, no lo logré.
Con mi smartphone conectado a notificaciones permanentes de los principales sitio de finanzas del mundo, sumado a las redes sociales, la estrategia de total abstracción resulta imposible de ejecutar.
Pero al menos, toda la información que procesé me sirvió para algo. Y es lo que quiero hablar brevemente a continuación…
En todos los portales de inversiones hay un exceso de contenido de política que contamina cualquier proceso de toma de decisiones de la cartera. Si no me cree, hagamos un breve repaso.
- En Estados Unidos, el fiscal que llevaba adelante la investigación sobre proceso colusión entre el equipo de campaña de Donald Trump y Rusia para las elecciones de 2016, no encontró evidencia directa contra el mandatario.
- En Reino Unido, el gobierno de Theresa May se encuentra al borde de la cornisa ante la falta de apoyo político para llevar aprobar el plan del Brexit preparado por sus funcionarios.
- En Latinoamérica, Brasil es noticia luego de la detención del ex presidente Michel Temer y otros diputados, lo que pone en riesgo la viabilidad y aprobación de la reforma previsional que tanto espera el mercado y sobre la que se ha sembrado los cimientos de un Bovespa en récord histórico por encima de los 100 mil puntos.
- Y en Argentina, ni hablar: todo gira en la cuestión política. Primero con las especulaciones sobre posibles presentaciones de candidatos a la presidencia en junio, luego con los comicios provinciales que se estarán llevando adelante y, finalmente, con la elección presidencial en octubre.
Los anteriores, son una descripción perfecta de cuan politizado está el mundo en la actualidad y cómo incide lo anterior sobre el mercado.
Es la economía lo que importa
En mi experiencia personal, lo que predomina siempre al tomar una decisión de inversión es la economía por sobre la política. Desde ya que soy consciente que la política puede llegar a tener una influencia en las expectativas económicas, sobre todo en países tan inestables y cambiantes como Argentina o Brasil.
Pero la política nunca debe ser la variable principal para analizar. Y cuando tenemos tanto contenido político genera un ruido importante sobre lo que es primordial: la economía.
¿Y qué nos dice hoy la economía global…?
2019 será un año de desaceleración. El gran quid de la cuestión es establecer la magnitud de la misma, aunque hay señales de que podría ser más relevante de lo que se estima en la actualidad.
Para comenzar, las empresas han reportado rebajas en sus estimaciones de ventas y ganancias al ritmo más fuerte de hace cinco años.
Además, los bancos centrales más importantes del mundo, como el Banco Central Europeo y la Reserva Federal, han cambiado drásticamente su discurso y ahora hablan abiertamente de aplicar medidas de estímulo monetario.
Finalmente, la inversión de la curva de rendimientos de los bonos norteamericanos (la deuda de corto plazo rinde más que la deuda de largo plazo) está indicando los peligros de una recesión en Estados Unidos hacia 2020.
Así las cosas, los inversores debemos preguntarnos:
“¿Pueden los índices bursátiles de Wall Street mantenerse en niveles cerca de sus máximos históricos con una desaceleración económica y de las ganancias corporativas por delante?”
La respuesta es que esto luce improbable, aunque eso no quita que en el mercado seguiremos encontrando grandes oportunidades para llevar adelante inversiones rentables.