En momentos complejos como los que estamos viviendo, donde muchas personas van a ver afectadas sus fuentes de ingresos y su estabilidad laboral, parece ser un mal momento para hablar de ahorro.
Una de las pocas cosas buenas que podemos sacar de esta pandemia, es que nos ha permitido reflexionar sobre lo que es realmente importante, y nos ha permitido darnos cuenta que es posible vivir con menos. La disminución en gastos de transporte, salidas a comer, compras compulsivas, entre otros, nos han hecho ver que algo que antes parecía imposible, no lo es: AHORRAR.
Gastar es más fácil que ahorrar. Disfrutar de la gratificación instantánea que nos da comprar ese artículo que tanto queremos, es mucho mejor que esperar por quien sabe cuánto tiempo hasta poder tenerlo.
El estudio tradicional de la economía y las finanzas asume que las personas son totalmente racionales en su proceso de toma de decisiones. Sin embargo, desde la aparición de las finanzas conductuales, esta noción del ser humano que toma decisiones económicas desde una perspectiva totalmente racional, ha ido cambiando.
Una forma muy simple de apreciar que no somos tan racionales en la toma de decisiones como creemos, la encontramos al mirar cómo ha aumentado la obesidad en los últimos años. Si hay tantos estudios que muestran los beneficios de hacer deporte y comer saludablemente, porque nos cuesta tanto levantarnos de la cama para ir al gimnasio, y que difícil es comer una ensalada saludable cuando podemos comer una rica hamburguesa.
Tomando en cuenta los hallazgos en la economía y las finanzas conductuales, Richard H. Thaler, premio Nobel de Economía en 2017, junto a Cass R. Sunstein escribieron el libro Nudge. En español un Nudge sería algo como un pequeño empujón, o un pequeño golpecito en las costillas con el codo. Nudge fue catalogado como el mejor libro del año en 2008 por The Economist.
El libro, estudia las limitaciones cognitivas que afectan la toma de decisiones, y muestra a través de varios experimentos como cambios sutiles durante el proceso, nos pueden llevar a tomar mejores decisiones. Lo interesante de estos pequeños cambios, es que no se basan en restringir la libertad de elección, como tampoco los incentivos financieros.
A estos cambios sutiles, es a lo que nos referimos como un pequeño empujón. En este artículo te cuento seis pequeños cambios que te pueden ayudar a generar el hábito del ahorro:
1. Ahorro automático:
Hoy en día, donde la próxima compra se encuentra tan solo a un clic de distancia, es muy fácil desordenarse y gastar más de la cuenta. Siempre tendremos algo que consumir, por eso es importante ahorrar antes de gastar. Para lograr este objetivo, lo más simple es ahorrar automáticamente y hacerlo inmediatamente cuando recibimos nuestro sueldo.
Una forma de implementar el ahorro automático es configurar una transferencia automática desde la cuenta corriente a una cuenta de ahorro, o a una cuenta de inversión. Esta transferencia debería ser configurada de forma recurrente e indefinida, para que se ejecute mensualmente el día que recibes tu sueldo.
La otra opción es acordar con el empleador un descuento por planilla. De esta forma el empleador puede descontar un porcentaje mensual del sueldo y destinarlo a una cuenta de ahorro. De esa forma, el dinero nunca paso por nuestras manos, y la tentación a gastarlo se hace menos presente con el paso del tiempo.
2. Incrementos de ahorro con incrementos de ingresos
Usando conceptos de las finanzas conductuales, el economista y profesor de la Universidad de California (UCLA) Shlomo Benartzi junto con Richard Thaler, crearon el programa: Save More Tomorrow. Esta iniciativa está diseñada para fomentar el ahorro para la jubilación en las empresas de EE.UU., tratando de hacerlo lo más fácil posible.
Este programa funciona de la siguiente forma:
Primero, se pide a las personas que se comprometan hoy a ahorrar más en el futuro. Postergar el incremento del ahorro nos ayuda a evitar el sesgo presente. El sesgo presente hace que tendamos a dar más peso al presente a la hora de tomar decisiones.
En segundo lugar, los aumentos planificados en las tasas de ahorro están vinculados a futuros aumentos salariales. Esto permite minimizar la influencia de la aversión a la pérdida, ya que el salario neto nunca disminuye.
Tercero, una vez que los empleados están inscritos en el programa, permanecen en el programa a menos que explícitamente se den de baja. Esto evita que tengan que tomar una decisión cada vez que se recibe un aumento de sueldo, evitando la procrastinación.
Variaciones de este programa han sido implementadas en miles de empresas en Estados Unidos durante los últimos años, y han ayudado a incrementar considerablemente los niveles de ahorro de sus participantes.
A medida que tu sueldo aumente, incrementa tu porcentaje de ahorro. ¿Por qué si hoy ganas y vives con $100, cuando te aumenten el sueldo a $110 vas a tener que gastar $110? En ese momento, aumenta tu ahorro en una proporción que sea la mitad del aumento de tus ingresos y poco a poco, a medida que avanzas en la escalera profesional, irás aumentando progresivamente tu tasa de ahorro.
3. Ahorrar la mitad de los ingresos extra
Tu presupuesto mensual debería estar construido a partir de los ingresos que recibes de forma fija y recurrente. Si tienes una fuente de ingresos extra proveniente de algún trabajo adicional, o ingresos variables por bonos, trata de ahorrar al menos el 50% de esos ingresos variables.
Esto también aplica a bonos anuales que puedas obtener asociados a tu desempeño laboral. Si ganas más, obviamente puedes gastar más y darte un gusto, pero idealmente no destines todo ese ingreso extra al consumo.
4. Dejar una alerta en el calendario
Si lo anterior no funciona, un empujón simple puede ser colocar una alerta en el calendario que te envíe una notificación cuando es momento de ahorrar. En función de lo que hemos explicado anteriormente, este recordatorio debería estar configurado en el mismo día en el que recibes tu sueldo.
El ahorro no se trata de que tan alto o bajo sean los ingresos que recibes, sino más bien se trata de un hábito que se construye con esfuerzo y repetición, como alimentarnos saludablemente o hacer ejercicio. El objetivo principal es desarrollar el hábito, el cual se logra solo a través de la constancia y la repetición. Así como sucede con la alarma del despertador, cuando despertamos unos minutos o segundos antes de que suene, llegará el momento que habrás ahorrado antes de recibir la notificación.
5. Invertir en una propiedad
Una alternativa bastante efectiva de ahorro que hemos utilizado exitosamente con algunos de nuestros clientes es incentivar la compra de un departamento como inversión.
El dividendo mensual del crédito hipotecario es una forma de ahorro obligatorio. El dinero del dividendo en lugar de gastarlo va hacia el pago de un activo, con el beneficio añadido que los intereses pagados por el crédito hipotecario pueden ser descontados de impuestos y en muchas ocasiones este dividendo es pagado totalmente o en parte por el arrendatario.
Si no has ahorrado suficiente para el pago del pie del crédito hipotecario, el cual generalmente es del 20% del costo total de la propiedad, una opción es realizar una compra en blanco o en verde. Las inmobiliarias generalmente ofrecen planes de pagos mensuales del pie.
Al usar la inversión inmobiliaria como una forma de ahorro logramos cuatro beneficios:
1) Ahorrar a través del pago periódico en cuotas del pie.
2) Utilizar la capacidad de crédito como un mecanismo de apalancamiento financiero.
3) Incrementar el patrimonio en el largo plazo. La propiedad es una inversión que en el futuro puede tener una importante plusvalía.
4) Disminuir el pago de impuestos. Los intereses asociados al crédito hipotecario pueden ser deducidos de impuestos (con algunas excepciones).
6. Ahorrar $5.000 diarios
Algunos estudios muestran que las personas tienen 4 veces más probabilidades de inscribirse en un programa de ahorro si les pides que ahorren $5.000 diarios en lugar de $150.000 por mes.
¿Por qué es así? Debido a que $150.000 al mes parece una cantidad intimidante. El primer pensamiento que se viene a la mente es todo lo que podemos pagar con esos $150.000. Por el contrario, $5.000 por día nos parece una cantidad pequeña, y que podríamos conseguir haciendo pequeños ajustes en nuestros hábitos de gastos diarios.
Esta alternativa tiene el beneficio adicional que nos ayuda a pensar sobre los gastos diarios. Porque inexorablemente revisaremos nuestros gastos para entender si es posible ahorrar $5.000 por día eliminado o reduciendo algunos gastos innecesarios.
Reflexiones Finales
Si algo podemos aprender de los primeros meses del 2020, es que el futuro es absolutamente impredecible. ¿Quién iba a pensar que la economía mundial se iba a paralizar por completo por un virus?
Incluso en tiempos normales, el futuro es impredecible, por eso es importante el ahorro y construir un fondo de emergencia para estar preparado ante un shock financiero, la pérdida del empleo o un problema de salud.
Ahorrar es un hábito, mientras antes empieces a ahorrar, mayores serán las posibilidades de que logres tus metas financieras.
Por Sergio Tricio
Gerente General de Ruvix
@stricio