Se dice que por el simple hecho de estar vivos nos encontramos expuestos a un sinnúmero de riesgos; ya sea al cruzar la calle, al conducir un vehículo o incluso cuando no estamos haciendo absolutamente nada, por el natural e inevitable hecho de envejecer. Por eso, vamos a descubrir cómo los seguros pueden salvar nuestras finanzas. La posibilidad de que suceda un evento inesperado que a la larga nos afecte en el aspecto económico siempre está a la vuelta de la esquina; sin ir más lejos todos los días una persona contrae alguna enfermedad catastrófica o sufre un accidente automovilístico y cualquier día de estos, esa persona podríamos ser nosotros o alguien de nuestro entorno cercano. ¡Ojo! Lo que compartimos en este artículo no tiene nada que ver con ser pesimistas sino más bien ser precavidos.
En el mundo de los seguros se asume de antemano que estos eventos negativos pueden ocurrir, claro está, no a todas las personas ni mucho menos al mismo tiempo. De hecho lo más probable es que nunca nos ocurran (de todo corazón esperamos que así sea), sin embargo si nos llegara a pasar algo por el estilo, nuestro patrimonio y estándar de vida podría verse seriamente afectado. Por eso, hagamos un ejercicio: tómate unos minutos e imagina cómo afectaría en tu vida diaria que hoy te diagnosticaran una enfermedad de alto costo, robaran tu vehículo o qué pasaría si falleciera el jefe de tu hogar y tu familia dejara de recibir de un día para otro los ingresos que éste aportaba mes a mes. Sin lugar a dudas se trataría de un escenario nada fácil de enfrentar. La buena noticia es que ante cualquiera de estos eventos las empresas aseguradoras han creado instrumentos que tienen por objetivo compensar de alguna manera a los afectados por esta clase de situaciones: los seguros.
Obviamente un seguro de vida no permitirá que sigas viviendo por más tiempo, pero sí compensará a los beneficiarios del mismo para que, al menos económicamente, no vean afectada su calidad de vida. Así como un seguro automotriz no evitará ni disminuirá las probabilidades de que roben tu auto. Sin embargo, en caso de que hubieras contratado uno y llegara a sucederte, recibirás una compensación en dinero para que puedas reponer tu vehículo y así continuar con el estilo de vida al cual estás acostumbrado.
En palabras sencillas, los seguros son instrumentos financieros que nos ayudan a reducir la incertidumbre económica sobre el futuro, mediante la firma de un contrato o póliza con una Compañía de Seguros, en la cual yo me comprometo a pagar una determinada cantidad de dinero para tener la garantía de recibir un pago futuro (de parte de la aseguradora) en la eventualidad de que ocurra alguna circunstancia por la cual yo me encuentre asegurado, o en algunos casos, en lugar de dinero, la compañía se compromete a reemplazar o reintegrarnos un determinado bien que se haya visto afectado ya sea total o parcialmente por circunstancias específicas.
Tipos de seguros
Los seguros se dividen en dos grandes grupos: Seguros Generales y Seguros de Vida.
Los seguros generales cubren eventos que tienen una probabilidad de ocurrencia sobre bienes materiales, y/o desmedros en el patrimonio, como por ejemplo podría ser: un robo, deterioro o pérdidas, incendios, responsabilidad civil, entre otros. En forma excepcional también cubren los riesgos de accidentes personales, seguros de salud, así como algunos seguros que resultan poco comunes; tal es el caso de los famosos que aseguran ciertas partes de su cuerpo, generalmente por grandes sumas.
Los seguros de vida cubren un evento cuya probabilidad de ocurrencia es del 100%. Consideremos que todos nos vamos a morir en algún momento, lo único que no tenemos claro es cuándo y cómo. Por eso el mercado de los seguros de vida ha creado distintas variaciones y adicionales que uno puede agregar a este tipo de pólizas.
La pregunta que surge en este punto es ¿cuál y cuántos seguros debo contratar?, ¿qué monto debería(n) cubrir? y ¿cuánto debería pagar por él? Lo más común es que tengamos seguros de los clasificados como seguros generales, pues son los más simples de contratar al punto que en ocasiones ni siquiera tenemos presente el haberlos contratado. Por lo general los bancos nos ofrecen seguros que cubren el riesgo de fraude, seguros automotrices y de robo e incendio para nuestros hogares. Mi sugerencia en lo que a seguros generales se refiere es cuantificar a qué riesgo estamos expuestos. Por ejemplo, en caso de asegurar nuestra casa por incendio o por robo, debemos estimar cuánto cuestan las posesiones que se encuentran en su interior y si por ejemplo todos los bienes que deseamos asegurar suman en su conjunto un valor de tres millones, entonces debemos contratar un seguro que cubra ese monto; nunca uno superior ni inferior, pues estaríamos, ya sea sobre asegurando o sub-asegurando nuestros bienes.
Sobre asegurar significa que estamos pagando de más, pues la compañía aseguradora no nos pagará más por los bienes declarados en caso de pérdida porque, ten presente que, por ejemplo, en caso de robo nos pedirá declarar de manera detallada los bienes robados. Sub-asegurar significa lo contrario, es decir, que el monto contratado para ser compensado por la compañía de seguro es menor a nuestros bienes reales y la compañía no compensará lo perdido en su totalidad pues el servicio contratado tiene una cobertura menor al valor de la suma de nuestros bienes que se han visto perjudicados.
En el caso de los seguros de vida es extremadamente importante no dejar nada al azar y tener la certeza de encontrarse “correctamente asegurado”. Para escoger el monto apropiado de cobertura a contratar la clave es tener presente lo siguiente:
- Calcular sumas anuales que aporta la persona que será asegurada. Por ejemplo, si para cubrir los gastos familiares aporta un millón de pesos al mes, implica que aporta 12 millones anuales.
- Calcular cuántos años se desea dejar cubierta a la familia en cuestión; por estándar de la industria suele estimarse a 10 años. En el ejemplo anterior, considerando que serían 12 millones anuales por 10 años, necesitamos una póliza que cubra una suma total de 120 millones de pesos. ¿Por qué 10 años? Estadísticamente se ha estimado que las familias tardan 10 años promedio en “normalizarse” cuando fallece el sostenedor. Si el rol de la persona a asegurar no es la de sostenedor, puede ser que cubra solo 5 años. Continuando con nuestro ejemplo, estaríamos hablando de 12 millones de pesos por 5 años, es decir, se necesitaría una póliza que cubra 60 millones de pesos.
- Las pólizas en Chile se contratan en UF, por lo cual deberás hacer la conversión.
- ¿Dónde conviene contratar los seguros de vida? Si bien los bancos y algunas casas comerciales ofrecen estos seguros, es preferible contratarlos en una Compañía de Seguro ¿Por qué contratar seguros de vida en una Compañía de seguro? Porque estas instituciones, al estar especializadas en este tipo de productos, podrán crear una propuesta específica para ti. Si recurres al resto de la industria seguramente te darán un par de alternativas para elegir; la gran diferencia es que en una compañía de seguros crearán un producto personalizado para cubrir tus necesidades y las de tu familia.
También podrías agregar seguros complementarios o adicionales. ¿Qué adicionales deberías contratar?
Para saberlo debemos tomarnos un tiempo y analizar los diferentes riesgos que vivimos en nuestro día a día. Te invitamos a reflexionar sobre los siguientes aspectos para facilitarte la tarea: ¿Tienes auto? ¿Casa? ¿Bienes materiales? ¿Antecedentes familiares que sugieran predisposición genética a ciertas enfermedades? ¿Tienes un trabajo riesgoso? ¿Tu familia depende de un único o principal ingreso?
Por ejemplo, si trabajas mucho en terreno y debes desplazarte constantemente de un lado a otro o te la pasas de ciudad en ciudad, entonces sería una sabia decisión contratar adicionalmente a tu seguro de vida uno que lo complemente por “muerte accidental”.
Aunque seamos claros en este punto para evitar cualquier posible malentendido: un seguro de vida es distinto a un seguro por muerte accidental. El primero paga a los beneficiarios siempre que se produzca la muerte del asegurado, sin importar la causa (salvo en caso de suicidio). En cambio el seguro por muerte accidental pagará a los beneficiarios sólo si el asegurado fallece en un accidente. Es importante recalcar que debe ser un accidente, es decir, un evento fortuito, como cuando por ejemplo el asegurado fallece cruzando la calle en un paso de peatones. En caso contrario el seguro no cubre, pues no lo considera un accidente, por ejemplo, si el asegurado cruza a mitad de cuadra. En cambio el seguro de vida sí cubre ante cualquiera de los escenarios expuestos anteriormente.
Por eso decimos que el seguro de vida es mucho más amplio; si la persona deja de vivir pagará. Ya sea por una enfermedad terminal o por un accidente, la compañía se comprometió pagar. También es muy importante, antes de contratar un seguro, conocer las exclusiones del mismo y tener muy presente completar de manera impecable la declaración de salud al momento de realizar la documentación que se te solicitará.
Por si no lo sabías, existe un documento llamado “declaración de salud del asegurado”, donde el interesado debe declarar su estado de salud actual para que la aseguradora evalúe correctamente el riesgo de la persona. Es de suma importancia completar esta declaración con información veraz y fidedigna. Por ejemplo, si fumas, declarar que lo haces. Ten presente que la compañía tiene la facultad de objetar el pago del seguro si este documento fue completado con falsa información.
La compañías de seguro, operan asumiendo que la información entregada por el asegurado es fidedigna. Porque finalmente es en base a la información que proporcionamos que ellas determinan si pueden asumir o no el riesgo de asegurarnos. Por eso es de vital importancia completar nuestra declaración de salud correctamente en todo sentido; de lo contrario estarás pagando por un servicio que no cubrirá nada cuando tu familia más lo necesite.
Adicionales a un seguro de vida
Existe una serie de “adicionales” a los seguros de vida, que por lo general se encuentran asociados a complementos ante enfermedades de alto costo. Por ejemplo existen adicionales para cubrir tratamientos de cáncer, o enfermedades o tratamientos por accidentes. Estos seguros adicionales pueden ser contratados por separado en otras instituciones, pero la recomendación en caso de que vayas a tomarlos además del seguro de vida, es agrupar todos los seguros adicionales en una única póliza, pues los costos serán más bajos.
Por último cabe mencionar que, si bien los seguros pueden ayudarnos a cubrir el impacto económico ante ciertos eventos inesperados, nada reemplazará la vida de un ser amado y por eso también la invitación es al autocuidado. Sin embargo es bueno que usemos estos instrumentos para resguardarnos ante robos, enfermedades de alto costo o cubrir la ausencia de nuestro ingreso en caso de fallecer, dejando a nuestra familia “blindada” económicamente mientras se encamina a una nueva etapa de sus vidas.
Si el artículo te gustó o tienes alguna duda te invito a que dejes tu comentario en la barra que se encuentra más abajo.