“Quien guarda siempre tiene”, un refrán popular que todos hemos escuchado a lo largo de la vida y que a medida que avanza el tiempo y se adquieren más compromisos, pareciera ser cada día más trascendental. El ahorro es, ciertamente, un ítem que muchas veces se posterga, o definitivamente, se deja de lado.
Ya sea para viajar, invertir, cumplir algún deseo o incluso para una emergencia de cualquier tipo, el contar con suficientes ahorros es siempre una buena idea. Evidentemente, en un escenario en que la inflación va al alza a nivel regional y que los sueldos se destinan en un 100% a cubrir las necesidades básicas, resulta complejo el guardar dinero para la posteridad. Sin embargo, el esfuerzo por conseguir hacerlo debe ser tomado en consideración.
Posiblemente, uno de los trucos más sencillos para poder ahorrar una fracción es el acumular, en un lugar determinado, todas las monedas o billetes pequeños que provienen de los vueltos; semejante a lo que alguna vez en la niñez fue el chanchito, o la alcancía. En un mes, la sumatoria de todos esos pequeños montos podría financiar la compra de bienes de bajo costo, o bien, convertirse en un pozo que vaya creciendo con el tiempo.
Paralelamente, siempre es bueno analizar las opciones para poder minimizar los gastos mensuales. Para aquello, buscar promociones y ofertas suele ser una de las maneras más eficaces para lograr reducir los egresos asociados a las compras, sobre todo las que se realizan en el retail, supermercados, o similares, que suelen ser de carácter variable y que, además, muchas veces responden a compras impulsivas, poco meditadas, que carecen del ejercicio comparativo y proceso de cotización. Esto, debe ir acompañado por la tarea de llevar una evaluación y monitoreo constante de la situación financiera, para poder organizar de mejor manera los movimientos.
Asimismo, existen otras estrategias más sofisticadas, como, por ejemplo, fijarse en cuáles son las categorías de gastos fijos en los que se está podría estar desembolsando más de la cuenta, o de lo estrictamente necesario por servicios. Es el caso de los seguros para automóviles, planes de telefonía o de Internet. En estos casos, se podría buscar alternativas que presenten un valor más bajo, en cuyo caso se podría automáticamente generar un ahorro sostenible.
Para aquellas personas que tienen mayores niveles de disciplina, o que tienen una personalidad más estructurada, se podría establecer una meta de ahorro, que podría ser equivalente un monto, o bien, un porcentaje de los ingresos. Una fórmula que muchos han adoptado históricamente es la de llevar mes a mes un 20% del dinero con el que cuentan a un ahorro. Ya sea debajo del colchón, o en una cuenta bancaria, esto suele ser una de las modalidades más eficaces.
Cabe señalar que todas estas estrategias pueden implementarse en la medida de que haya, por un lado, la voluntad de hacerlo y un cierto orden de la contabilidad a nivel personal. Por otro lado, debe existir una cierta holgura para que sea posible.
Millones de familias que tienen uno o dos sueldos mínimos y altos compromisos económicos, ven muy difícil la posibilidad de ahorrar, cuando la prioridad consiste en mantenerse a flote en el corto plazo, llegar a fin de mes, llevar el pan a la mesa y evitar un mayor endeudamiento que el que quizás, ya tienen. Según la Encuesta Financiera de Hogares 2021, realizada por el Banco Central y que fue publicada recientemente en diversos medios económicos, alrededor del 57% de los hogares en Chile tiene deuda y destina mes a mes más de un 20% de sus ingresos al pago de deudas.
De hecho, resulta pertinente destacar que, en Latinoamérica, la tasa de ahorro entre la población es más bien bajo. Esto se debe a diversos factores; en primer lugar, resulta difícil destinar recursos a una categoría que se vincula con metas a largo plazo, dada una situación de precariedad.
Adicionalmente, sucede que la educación financiera es prácticamente nula, por lo cual, la organización de las cuentas, los pagos y la planificación no está presente y la totalidad de los ingresos se abona a deudas pendientes, o se va en transacciones de compraventa de bienes de primera necesidad.
En síntesis, el ahorro es importante y, también, necesario. Cada peso que se pueda ahorrar hoy es una ayuda para el futuro y quizás pueda ser convertirse en un salvavidas para cuando los ingresos de ese mes no alcancen para algo que puede ser de alta relevancia. De acuerdo con el estudio mencionado anteriormente, más de la mitad de los encuestados ahorran para poder enfrentar gastos inesperados, una preocupación que ha crecido a raíz de la pandemia y otras circunstancias vinculadas a la inestabilidad política que se han vivido durante los últimos años en la región.
En esa misma línea, se pudo apreciar que la motivación por ahorrar para un viaje disminuyó de un 15% a un 6%, posicionándose como una categoría de más baja prioridad que en el pasado. Por su parte, en lo que a educación se refiere, la cifra creció de un 2% a un 4%.