La inflación óptima
Sabiendo que la inflación es costosa, la pregunta natural es por qué no eliminarla por completo. Esto se podría lograr eliminando las causas fundamentales de la inflación, por ejemplo desequilibrios fiscales.
¿Significa esto que la inflación debería ser reducida a 0? O más aún, ¿se debería llegar a la regla de Friedman de tener una deflación igual a la tasa de interés real?
¿Significa esto que la inflación debería ser reducida a 0? O más aún, ¿se debería llegar a la regla de Friedman de tener una deflación igual a la tasa de interés real?
En general, existen razones de peso para pensar que una tasa baja, pero positiva, debería ser el objetivo de mediano y largo plazo. Por baja, y dependiendo del país, se está pensando en inflaciones positivas, pero debajo de un 5%.
Es necesario fundamentar por qué la inflación media no debería estar en torno a 0. A este respecto existen cuatro razones importantes:
- La inflación baja, pero positiva, “lubrica” el funcionamiento del mercado del trabajo y de bienes. En un mundo con rigideces de precios es más fácil bajar los salarios reales con un aumento en el nivel de precios que con la caída de los salarios nominales.
- La inflación que convencionalmente se mide por el incremento del índice de precios al consumidor, tiene un sesgo hacia arriba con respecto al verdadero aumento del costo de la vida. En los Estados Unidos se estima que este sesgo podría llegar a ser del orden del 2%.
- Una inflación positiva permite que la tasa de interés real sea negativa entregando un rango mayor para políticas, que vía disminuciones de tasas de interés pretendan estimular la actividad económica en el corto plazo cuando se encuentra en condiciones de elevado desempleo y por lo tanto es necesario estimular la demanda.
- Si bien hay suficiente evidencia y acuerdo sobre los daños de inflaciones moderadas y altas, la evidencia para niveles de inflación en torno a 0 es menos concluyente, en especial debido a que no existen suficientes experiencias de países exitosos con inflaciones permanentes en torno a 0 (algo nos dice esto respecto de sus costos).
La primera de las razones recién enunciadas es sin duda la más importante. A la acción de permitir algo de inflación positiva se ha llamado efecto de lubricación. Las economías están sujetas a una serie de shocks sectoriales y externos que requieren cambios en los precios relativos.
Normalmente los precios que tienen que subir lo harán, pero los que tienen que bajar se resistirán, con consecuencias sobre el nivel de actividad y una eficiente asignación de recursos. Es más fácil que los precios (relativos) que necesiten caer lo hagan ayudados por algo de erosión inflacionaria que por una caída en su valor nominal. Los casos más claros son los salarios reales y el tipo de cambio real.
Otra razón para tener inflaciones bajas, pero aún positivas, es que el IPC sobreestima el verdadero aumento del costo de la vida. Los sesgos del IPC son varios, pero hay dos particularmente relevantes.
Primero, al ser un índice de Laspeyres, o sea, los ponderadores no cambian cuando cambian los precios relativos, está sobreestimando los verdaderos aumentos en el costo de la vida, por cuanto en la práctica la gente sustituye los bienes que se encarecen por bienes más baratos.
Si el precio relativo de un bien sube, y sube mucho, es probable que incluso se deje de consumir, pero su ponderación en el IPC será con su participación en la canasta de consumo a los precios relativos del período base Y en segundo lugar, los precios de un bien no consideran, a lo más sólo parcialmente, el hecho que ellos mejoran de calidad y, en consecuencia, su precio por calidad se reduce.
El ejemplo clásico son los computadores. Un computador de 1.500 dólares en 1988 es muy distinto a uno del mismo valor el 2006. Claramente el precio por unidad de servicio del computador ha caído abruptamente.
Primero, al ser un índice de Laspeyres, o sea, los ponderadores no cambian cuando cambian los precios relativos, está sobreestimando los verdaderos aumentos en el costo de la vida, por cuanto en la práctica la gente sustituye los bienes que se encarecen por bienes más baratos.
Si el precio relativo de un bien sube, y sube mucho, es probable que incluso se deje de consumir, pero su ponderación en el IPC será con su participación en la canasta de consumo a los precios relativos del período base Y en segundo lugar, los precios de un bien no consideran, a lo más sólo parcialmente, el hecho que ellos mejoran de calidad y, en consecuencia, su precio por calidad se reduce.
El ejemplo clásico son los computadores. Un computador de 1.500 dólares en 1988 es muy distinto a uno del mismo valor el 2006. Claramente el precio por unidad de servicio del computador ha caído abruptamente.
La posibilidad que la tasa de interés real pueda ser negativa con inflaciones positivas se debe a que si la inflación es 0 o negativa, la tasa de interés real tendrá su mínimo en 0. La razón es que la tasa de interés nominal nunca puede ser negativa. Debido a que el público es libre de mantener dinero, el cual tiene un retorno nominal exactamente igual a 0, no puede haber un activo que ofrezca un retorno nominal negativo, ya que nadie lo mantendría. Sería mejor quedarse con la plata bajo el colchón. Esta es una de las razones por las cuales muchos analistas argumentan que la economía japonesa tuvo dificultades para salir de la recesión que se inició a principios de los 90, ya que con tasas de interés nominal iguales a 0 la inflación ha sido durante algún tiempo negativa. Por esta razón, muchos se preguntan cómo generar una inflación positiva para que la tasa de interés real se haga negativa y provea un estímulo adicional a la demanda.
La mayoría de la evidencia empírica apunta a la conclusión que la inflación es costosa. Cuando se llega a niveles en la parte inferior de un dígito, digamos en la mitad de abajo, los efectos son menos concluyentes. No hay suficiente evidencia de casos de inflación en torno a cero por un período prolongado.
Es cierto que la evidencia, incluso para países de la OCDE, muestra que la inflación frena el crecimiento, pero también se debe reconocer que hay investigaciones que encuentran efectos más débiles.
Es difícil pensar que los costos más importantes que se han discutido aquí para casos de inflaciones moderadas, como son la desviación de recursos a actividades de protección contra la inflación, o las distorsiones de información sobre precios relativos y en los mercados financieros, sean muy altos a niveles de inflación bajos, por ejemplo de 3 ó 5% hacia abajo. Incluso no es claro qué ocurre con “el triángulo de la inflación”.
El debate en torno a cuánto debería llegar la inflación en países desarrollados aún no tiene conclusiones definitivas. Más escasa aún es la discusión en países en desarrollo. En gran medida la inflación óptima dependerá de características específicas de la economía.
Hay que tomar muy en serio el tema de la volatilidad de los precios relativos, y aspectos como la falta de flexibilidad a la baja de precios y salarios son un poderoso argumento para descartar inflación cero como una inflación optima
Es cierto que la evidencia, incluso para países de la OCDE, muestra que la inflación frena el crecimiento, pero también se debe reconocer que hay investigaciones que encuentran efectos más débiles.
Es difícil pensar que los costos más importantes que se han discutido aquí para casos de inflaciones moderadas, como son la desviación de recursos a actividades de protección contra la inflación, o las distorsiones de información sobre precios relativos y en los mercados financieros, sean muy altos a niveles de inflación bajos, por ejemplo de 3 ó 5% hacia abajo. Incluso no es claro qué ocurre con “el triángulo de la inflación”.
El debate en torno a cuánto debería llegar la inflación en países desarrollados aún no tiene conclusiones definitivas. Más escasa aún es la discusión en países en desarrollo. En gran medida la inflación óptima dependerá de características específicas de la economía.
Hay que tomar muy en serio el tema de la volatilidad de los precios relativos, y aspectos como la falta de flexibilidad a la baja de precios y salarios son un poderoso argumento para descartar inflación cero como una inflación optima
SRDJAN RADIC DEWAR
MBA FINANCE