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Manejo moderno de las reservas internacionales de los Bancos Centrales

Los Bancos centrales que debilitan sus monedas para conseguir ventajas competitivas, verán crecer sus reservas denominadas en monedas extranjeras, lo que plantea un gran reto para los administradores de estos activos.

 

De cara a un mercado de bonos cuya tendencia alcista ha durado más de 30 años (Los Bonos largos Estadounidenses han tenido un aumento de precio constante) Los pagarés del gobierno  que han sido el refugio tradicional de las reservas oficiales hoy lucen excesivamente caros si se los compara con sus estándares históricos. Los bancos centrales detestan exponer sus hojas de balance a los riesgos de mercado. Pero la liquidez de los mercados de renta fija ha disminuido considerablemente, debido a las cada vez más estrictas regulaciones que enfrentan los intermediarios financieros desde la última crisis.

 

 

Por ello, considerando las hojas de balance en picada que están presentando los creadores de mercado, los bancos centrales se enfrentan a la realidad de que cada vez son más vulnerables a los grandes movimientos de precios previsibles en el caso de «shocks»

 

Ante este dilema, el sector privado cree que los administradores buscaran espontáneamente la diversificación para atender el problema, y esto incluye opciones en el mercado de valores. Una estrategia que para muchos bancos centrales aún suena a herejía.

Los Bancos centrales han buscado que la liquidez y la seguridad primen sobre los rendimientos. Pero desde la pasada crisis de la deuda soberana en la eurozona, la seguridad de los teóricamente no riesgosos bonos gubernamentales ha quedado en tela de juicio.

Así, contra lo que dicta la tradición, son cada vez más los bancos centrales que optan por la diversificación y utilizan instrumentos que hasta ahora consideraban activos de riesgo.

El Banco de Japón, por ejemplo, ha adquirido fondos negociados en Bolsa (Exchange Traded Funds, en inglés) como parte de su programa de expansión monetaria cuantitativa. Compras que, no obstante, representan un porcentaje muy pequeño de su balance.

Un precedente incluso más interesante corresponde al Banco Nacional Suizo (BNS), que a finales de 2013 destino el 16 % de sus reservas a inversiones en renta variable.

Así a Diciembre de 2015 el grueso de las reservas (491.000 millones de dólares) estaba conformado por bonos gubernamentales, pero había también 1.040 toneladas de oro y un portafolio de renta variable integrado por por 5.600 acciones individuales. De estas, 1.400 eran de capitalización alta o media, y otras 4.200 eran acciones de pequeña capitalización.

Esto convierte al BNS en uno de los principales inversores de renta variable del mundo.

El propósito de esta vasta cartera es preservar el valor real de las reservas en divisas. Y otro objetivo, más específico aún, es generar ganancias en dichas monedas que permitan compensar la tendencia a apreciarse que ha mostrado el franco suizo a lo largo del tiempo.

El Bank Of Japan ha decidido reducir sus inversiones en fondos cotizados vinculados al índice Nikkei 225, que reúne a las mayores empresas niponas, y frenar así la escalada sostenida de precios que han experimentado las acciones de algunos gigantes bursátiles nipones durante los últimos años.

 

A cambio, el banco central nipón incrementará sus compras de activos en mercados secundarios vinculados al índice bursátil TOPIX más amplio que el Nikkei.

 

Srdjan Radic Dewar

MBA - Finance    

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