
Intereses contrapuestos dentro de la élite gobernante de Rusia
Existen grupos con intereses contrapuestos dentro de la élite gobernante de Rusia. En el equipo de Putin están los intransigentes, tradicionalmente muy suspicaces respecto de la relación de Rusia con Occidente; que siempre han querido una economía más cerrada. Los analistas políticos consideran que les parecerían bien las sanciones de Occidente –incluso las de importante efecto económico-, un oportuno chivo expiatorio para los problemas económicos del país.
Pero otro grupo influyente opina que el futuro económico solo puede salvaguardarse con una integración más profunda en la economía mundial. En nuestras conversaciones con estos dirigentes suscriben que las sanciones representarían una amenaza económica seria que evitar a toda costa. De hecho las medidas punitivas contra individuos son llevaderas, pero la extensión a instituciones financieras rusas mucho más problemáticas. En este sentido se nos ha dicho que las autoridades rusas están preparándose para el peor escenario y están elaborando una lista de empresas más vulnerables, que entendemos similar a la que el Gobierno elaboró durante la crisis financiera de 2008.
Hasta ahora la respuesta de EE.UU. y Europa no debe representar el más mínimo problema para Putin y ninguno de nuestros interlocutores cree que la anexión de Crimea a Rusia sea por sí misma un catalizador de sanciones draconianas. EEUU ha estado presionando para imponer sanciones económicas –se cree que sus reguladores están haciendo lo posible por evaluar la exposición de sus instituciones a Rusia para someterlas a pruebas de resistencia-. Pero la impresión es que la dependencia europea del abastecimiento energético de Rusia disuade de medidas drásticas. La situación puede cambiar si Rusia sigue adentrándose en Ucrania, escenario improbable por ahora.
Rusia está preparándose para una menor dependencia de Occidente
Europa no ha hecho mucho por liberarse de la dependencia del petróleo y gas rusos, pero Rusia está preparándose para un futuro con menor dependencia de Occidente respecto a ingresos e inversión en el sector de energía. Muchas empresas pueden tratar de conseguir financiación de Asia en lugar de Europa. Así, los principales proveedores de energía del país están tratando de suscribir acuerdos de distribución mayores con China –el grupo petrolífero Rosneft ha podido recibir pagos anticipados de 70.000 millones de dólares de nuevos contratos de suministro de petróleo firmados en 2013-. Asimismo Gazprom está en conversaciones para un acuerdo de distribución de 70.000 millones de metros cúbicos de gas a China al año -las exportaciones de gas a la UE y Turquía ascendieron a 162.000 millones de metros cúbicos en 2013-. Así que la negativa de China a criticar la anexión de Crimea a Rusia no es una sorpresa.
Es improbable un control de capitales
Por otra parte es improbable un control de capitales para contener los daños financieros y económicos, pues las autoridades rusas están dispuestas a dar respaldo al mercado bursátil nacional. Si se materializaran tendrían alcance limitado y no se extenderían a flujos de inversión. De hecho Rusia probablemente tiene la cuenta de capital más abierta de mercados emergentes y no se está pensando en retroceder en las reformas. La historia indica que Rusia considera poco eficaces los controles. En años posteriores a su recesión económica en 1998 se limitaron a ciudadanos y empresas rusos. Los inversores en renta fija, renta variable y préstamos nunca han estado en el punto de mira y no existe ninguna razón para esperar un cambio.
Además Rusia puede haber visto su reputación dañada entre inversores internacionales, pero dentro del sistema financiero mundial es improbable que a la larga se vea perjudicada de forma sustancial. La renta variable rusa empezará a liquidarse en el sistema Euroclear en julio de este año y no vemos indicio de que vaya a cambiar. Es más, los proveedores de índices de renta variable están estudiando peticiones de inversores internacionales para ampliar la gama de títulos rusos en los índices de referencia convencionales. Además las compras de acciones nacionales por el Gobierno parecen seguir. Existe un precedente –las autoridades respaldaron la renta variable tras la quiebra de Lehman Brothers en 2008, llegando a comprar por valor de 6.000 millones de dólares-. Entendemos que estas compras se centrarían en grandes capitalizaciones.
Muchas empresas que hemos visitado se muestran positivas sobre su entorno operativo. El debilitamiento del rublo se considera especialmente beneficioso, pues impulsa las exportaciones. Sin embargo, los bancos rusos siguen siendo objetivo potencial de sanciones económicas y si los bancos europeos se retiran del país pueden tener que sustituir préstamos internacionales por nacionales.
